Body Shaming: no se opina sobre los cuerpos ajenos
Con demasiada frecuencia nos tomamos la libertad de hacer comentarios sobre el cuerpo de otras personas. Aun cuando estos comentarios parezcan inofensivos o bien intencionados, pueden causar daño.
¿Por qué sentimos que tenemos la autoridad para juzgar aspectos del cuerpo de alguien más, como lo es su altura, color de piel o tipo de cabello? Hay personas que lo hacen constantemente, tal vez sin ser conscientes de la incomodidad o del daño que provocan. Esto es aún más grave cuando provienen de un adulto hacia un niño o de una figura de autoridad hacia un joven.
Opinar sobre el cuerpo de los demás tiene consecuencias. Puede provocar problemas de salud mental, como depresión, ansiedad, dismorfia corporal, baja autoestima y, en los casos más graves, incluso provocar un rechazo hacia el propio cuerpo.
El body shaming es el acto de hacer comentarios negativos sobre el propio cuerpo o el de alguien más. Incluye opinar sobre el tamaño corporal, la edad, el cabello, la ropa, la comida o el nivel de atractivo percibido.
En ocasiones, entre mujeres, hemos normalizado los “halagos” como: “¡Te ves más delgada!”, sin saber cuál es la razón detrás de esa pérdida de peso. Puede deberse a una dieta, a una enfermedad, a un tratamiento médico, o a una etapa difícil de la vida. Y quizá, aunque se vea diferente, esa persona no se siente bien con su nuevo aspecto.
Por eso es fundamental no opinar sobre los cuerpos de los demás. En generaciones anteriores, era común burlarse y aguantarse. Hoy sabemos que no está bien. Es necesario aprender a poner límites.
El body shaming puede referirse a cualquier característica física, aunque el peso y el tamaño corporal son los aspectos más comúnmente criticados. Personas con obesidad, muy delgadas, altas o de baja estatura son frecuentemente objeto de burlas. Somos ejemplo para nuestros hijos, sobrinos, amigos. Seamos amables, también con nosotros mismos.
Seamos conscientes del impacto de nuestras palabras. Si no tienes nada bueno que decir, mejor no digas nada.
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