¿Es Adán Augusto López un símbolo de retroceso para la identidad de Morena? por: Karen Romo

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¿Es Adán Augusto López un símbolo de retroceso para la identidad de Morena?

La lucha de Morena es, según su identidad, la lucha del pueblo y de la clase trabajadora, de ahí que el partido se asuma desde la perspectiva de un cambio de régimen para acabar con la corrupción, el abuso del poder y el enriquecimiento ilimitado de unos cuantos a costa del empobrecimiento de la mayoría de la población.

El discurso de Morena se fundamenta sobre una idea: el pueblo organizado salvará a la nación. Y en el éxito de definirse y asumirse desde esa idea, a Morena también le ha sido muy redituable definirse desde lo que no es ni representa: los últimos treinta años de política tradicional.

El objetivo de las palabras es comunicar o al menos eso se cree; sin embargo, en la actualidad, pareciera que el objetivo de las palabras es más bien seducir y convencer. Importa lo que se dice, pero también son importantes los símbolos que existen y se construyen alrededor de las palabras.

No es lo mismo vender el concepto de un partido político a partir de las diferencias que propone respecto de los acontecimientos históricos de nuestro país, que crear y repetir un símbolo con un simple nombre: la Cuarta Transformación (4T), un parteaguas que marca tanto un final como un nuevo comienzo. La 4T, según sus líderes y militantes, está a la altura de los grandes episodios que la han precedido, como la Independencia, la Reforma y la Revolución. Desde esta lógica simbólica y casi fundacional, se concibe la identidad del partido.

En otras palabras, resulta esencial definir -aunque sea de una manera difusa- las características de quienes integran el grupo que Morena aspira a defender; este grupo está conformado por la clase trabajadora, pero también contempla la personificación de distintas dinámicas y fenómenos, como actuar con honradez, proteger a las personas en situación de pobreza o erradicar la corrupción o. Así, todo lo que esté fuera de esta definición no será parte de la lucha.

Lo anterior nos conduce a una pregunta: ¿cómo afianzar la identidad si ya delimitamos nuestras características? Fácil: hablemos de lo que no somos, es decir, nombremos a nuestros antagonistas. De este modo, en la medida en que exista una mayor distancia entre un ustedes y un nosotros, también adquirirá mayor fuerza la autopercepción del grupo, entendido como una entidad única y diferenciada. Así es como funciona, por ejemplo, la antítesis de fifís y chairos, concebida como un ustedes que está fuera de la lucha y un nosotros que encarna -entre otros símbolos y referentes- el pueblo bueno como la esencia misma del partido. Una vez más, nos encontramos frente a palabras que engloban símbolos y que trascienden la sola intención comunicativa para dirigirse hacia la seducción.

 ¿Qué simbolizan Adán Augusto López y el Comandante “H” para la ideología de Morena? Hagamos primero una breve recapitulación. Regresemos al periodo presidencial 2006-2012 para contemplar a una de las figuras más importantes de dicho periodo: Genaro García Luna, quien fuera el líder de la lucha contra las drogas en México. Además, el Estado le otorgó la responsabilidad de fungir como el brazo armado de la llamada guerra contra el narcotráfico durante el mandato de Felipe Calderón. Años más tarde, sería acusado de narcotráfico y delincuencia organizada en un Tribunal de Estados Unidos, a pesar de haber sido uno de los funcionarios con más poder durante esa época.

Cuando el caso de Género García Luna salió a la luz, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se mostró claro en su postura y ahondó en lo que muchos pensábamos: ¿cómo puede ser posible que Felipe Calderón no se diera cuenta de lo que ocurría?

En palabras del expresidente en una mañanera del 2020: “Todos los negocios jugosos que suceden en el país es difícil que no llevasen el visto bueno del presidente”, en una franca crítica a la corrupción que tenía lugar en sexenios pasados.

Ahora vayamos hacia épocas un poco más recientes. Cuando fue gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, una de las figuras con más poder dentro de Morena, nombró a Hernán Bermúdez Requena, alias “El Comandante H”, como Secretario de Seguridad de 2019 a 2021. Ahora se sabe que Bermúdez Requena era el líder de “La Barredora”, un grupo criminal vinculado al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). El día 23 de julio detuvieron a “El Mamado”, segundo al mando de “La Barredora”. Era un ex Zeta, es decir, dicho grupo delictivo no solo estaría integrado por elementos del CJNG, sino también por exlíderes de los Zetas.

Cabe destacar que Adán Augusto López aún posee un notable poder político, en tanto que mantiene una red de lealtades y relaciones directas con AMLO, así como influencia en el proyecto político de la 4T. Como mencioné líneas arriba, Adán Augusto López fue gobernador de Tabasco de 2019-2021, es decir, coincidió con la llegada de AMLO a la presidencia en 2018; de hecho, dejaría la gubernatura para convertirse en Secretario de Gobernación de AMLO de 2021 a 2023, un puesto clave para manejar acuerdos políticos. Lo anterior revela la cercanía con el expresidente, al punto de considerársele como uno de sus operadores políticos más leales y una de los perfiles con posibilidades de ocupar la presidencia de la República. Más tarde, en la campaña de Claudia Sheinbaum, se convirtió en uno de los coordinadores estratégicos. Por el momento, se desempeña como Senador, pero mantiene influencia dentro del equipo presidencial entrante.

 En la política, el poder no siempre es formal. Desde el 14 de febrero, Hernán Bermúdez cuenta con órdenes de aprehensión por parte de la Fiscalía General del Estado de Tabasco, a través del Juzgado de Control y Tribunal de Enjuiciamiento de la Región Judicial 9, además de estar fichado por la Interpol; sin embargo, las órdenes no han cristalizado, debido a que se dio a la fuga tras destaparse el caso de corrupción.

Las acusaciones en su contra están integradas en una carpeta de investigación abierta desde noviembre de 2024, donde se le imputan delitos graves como asociación delictuosa, extorsión y secuestro, así como por su presunta relación con el grupo criminal La Barredora. Pese a lo anterior, la respuesta de la 4T ha sido un escueto “No lo sabíamos”.

Ahora es importante precisar un dato importante: de acuerdo con la organización “Mexicanos Unidos Contra la Corrupción”, Adán Augusto López, en su calidad de Notario Público, fungió como fedatario de la creación del casino que El Comandante H tenía bajo su cargo, ¿y en verdad no sabía lo que hacía Hernán Bermúdez Requena?

A la fecha, no hay una investigación formal en contra de Adán Augusto López, pero no deja de provocar sorpresa que El Comandante H haya sido nombrado Secretario de Seguridad Pública, a pesar de que eran públicas tanto las alertas de la SEDENA como la información sobre sus actividades ilícitas.

Volvamos al inicio. Morena tiene símbolos muy bien cimentados: la radicalización es la fuerza, como un legado del expresidente Andrés Manuel López Obrador. En ese sentido, el morenismo ha criticado, rechazado y desaprobado lo ocurrido durante el sexenio de Felipe Calderón, pero ahora les pasó exactamente lo mismo que sucedió entonces. La diferencia es que Morena, desde su concepción, se ha autoproclamado como un movimiento de superioridad moral y ética, entonces, ¿qué van a responder ahora?

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