Transparencia y recursos públicos: un derecho humano en la era de la rendición de cuentas por: Aarón Cuéllar Casillas

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Transparencia y recursos públicos: un derecho humano en la era de la rendición de cuentas

Desde la disolución del INAI y el surgimiento de la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno (SABG), creando dentro de ella específicamente en un órgano desconcentrado llamado “Transparencia para el Pueblo”, el acceso a la información y la transparencia en los recursos públicos han dejado de ser una prioridad en esta nueva transformación, convirtiéndose en una nueva opacidad administrativa y gubernamental, en la cual poco o nada se hace para mostrarle al ciudadano el destino real de los recursos públicos, derecho humano que tiene todo ciudadano de este país.

El país vive en la actualidad un momento histórico donde la ciudadanía exige mayor participación, vigilancia y justicia, la transparencia en el uso de los recursos públicos ha dejado de ser solo una buena práctica gubernamental para consolidarse como un derecho humano esencial. En México y en muchas partes del mundo, el acceso a la información sobre cómo se administra el dinero del pueblo representa una herramienta clave para combatir la corrupción, fomentar la democracia participativa y garantizar el desarrollo sostenible.

Un derecho humano en el siglo XXI, nuestra carta magna en su artículo 6º establece el derecho que tiene toda persona al acceso a la información como una garantía individual. Pero más allá del marco legal, son los propios organismos internacionales, como la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), los que han reconocido y señalado que la transparencia en la gestión pública forma parte del derecho a la libertad de expresión, a la participación política y al acceso a la justicia. Es decir, conocer en qué se gasta el dinero público, quién lo gasta y con qué resultados, ya no es un privilegio: es un derecho, el cual debe y tiene que ser respetado por quien ostenta el poder, y otorgado y ejercido por quien no, por quien es ciudadano.

En palabras de Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en su informe de marzo de 2025:

“Los gobiernos que ocultan el uso de los recursos públicos están negando el acceso a derechos fundamentales como la salud, la educación y la justicia”.

Durante 2024, nuestro país atravesó varios escándalos relacionados con el uso opaco de recursos en programas sociales y megaproyectos federales. La Auditoría Superior de la Federación (ASF) reveló desviaciones por más de 70 mil millones de pesos en dependencias federales, en especial en el sector de salud y en programas de subsidio directo. Estos hechos intensificaron y avivaron el debate nacional sobre la necesidad que tiene México de fortalecer los mecanismos de fiscalización y hacer obligatoria la rendición de cuentas en todos los niveles.

El impacto fue tal, que en enero de 2025 se aprobó una reforma a la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública, la cual ahora obliga a los tres niveles de gobierno a publicar en tiempo real el uso de fondos federales transferidos, y sanciona con inhabilitación a servidores públicos que incumplan con estas obligaciones.

Respecto a ello, la tecnología ha servido de aliada en el acceso a este derecho, ya que en 2025 se ha convertido en una herramienta fundamental para garantizar la transparencia. Plataformas como Plataforma Nacional de Transparencia (PNT) y los sistemas de Presupuesto Abierto 2025, permiten que cualquier ciudadano, desde su dispositivo móvil, pueda consultar cuánto se invierte en su comunidad, quiénes son los proveedores del gobierno y cómo se distribuyen los fondos de programas sociales. Cabe hacer la puntualización que son los propios sujetos obligados quienes alimentan esa información, dejando con ello una opacidad en la veracidad de los datos aportados, esto es así con la desaparición de un organismo constitucional autónomo (OCA) como el INAI, que su función prioritaria era precisamente fiscalizar y verificar que la información que se le daba al ciudadano era verdadera.

Sin demeritar lo realizado por las autoridades en materia de transparencia y rendición de cuentas, México ha sido reconocido por el Open Government Partnership (OGP) por su reciente iniciativa “Rendición Abierta 2025”, que permite auditorías ciudadanas participativas y promueve el monitoreo colaborativo con universidades y organizaciones civiles.

La transparencia y rendición de cuentas no solo debe de ser un derecho humano per se, sino que también debe de servir como un motor de confianza social. Diversos son los estudios que se han realizado por el INEGI y el CIDE durante 2025, en los cuales revelan que la confianza ciudadana en las instituciones públicas aumenta hasta un 40% cuando se garantiza el acceso claro y oportuno a la información financiera del Estado. Esto no solo fortalece la democracia, sino que permite una mejor redistribución del gasto público y una reducción efectiva de la corrupción.

En un país como México, donde el uso de los recursos públicos ha estado históricamente marcado por el clientelismo y la discrecionalidad, la consolidación de la transparencia como derecho humano no solo es urgente, sino imprescindible. Hoy, más que nunca, la ciudadanía tiene derecho a saber y el Estado la obligación de informar.

Dejar de ver la transparencia como un simple trámite administrativo y asumirla como un pilar ético y legal del servicio público, es el camino hacia un gobierno verdaderamente democrático, eficiente y humano.

*Abogado, catedrático y presidente del Observatorio Ciudadano del Proceso Electoral Extraordinario del Poder Judicial del Estado de Aguascalientes.

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