- Ma. Refugio Palomino Delgado, bibliotecaria en Villa Juárez, Asientos
“Ser bibliotecaria ha sido una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida. A lo largo de los años, he tenido la oportunidad de conocer a muchas personas de la comunidad. He visto pasar generaciones enteras de niños y niñas, y a mis 31 años, me sigue apasionando trabajar con ellos, apoyar su desarrollo académico y personal, y ver cómo se transforman en seres seguros, creativos y empáticos.
Deseo que cada vez que un niño o niña entre a la biblioteca, lo sienta como su lugar seguro, un espacio donde, además de aprender, puedan hacer amigos, explorar nuevas ideas y crecer sin timidez, que lean grandes historias y que su imaginación vuele.
Ser bibliotecaria me llena de alegría y amor por tantos recuerdos compartidos. Una va creciendo día con día con cada historia, con cada logro de los usuarios que regresan a contar sus avances.
He sido testigo del crecimiento de Villa Juárez a lo largo del tiempo, y me llena de orgullo saber que la biblioteca ha sido parte de su historia. Recuerdo, por ejemplo, cómo en el año 2000, desde este espacio, se impulsó un importante proyecto, en colaboración con las autoridades de ese momento: se elaboró un croquis de la comunidad y se levantó un censo, casa por casa, con nomenclatura organizada de 10 en 10. Esto ayudó a que la correspondencia llegara puntual a los domicilios, y facilitó trámites para los habitantes, incluso para obtener su credencial de biblioteca y acceder a los préstamos de libros.
La biblioteca no solo resguarda libros: resguarda historias, sueños, esfuerzos y vínculos que fortalecen a nuestra comunidad”.
Diana Selene Pérez Esparza, bibliotecaria en Santa María de Gallardo, Aguascalientes
“A lo largo de 19 años como bibliotecaria, me llena de orgullo decir que he podido apoyar en el aprendizaje de niñas y niños de Santa María de Gallardo.
Cada vez que salgo a una extensión bibliotecaria -ya sea a un jardín de niños, una primaria o incluso una secundaria-, busco generar vínculos con las instituciones, con el objetivo de que cada niño y niña tenga mayores oportunidades para desarrollarse. Las visitas escolares a la biblioteca también son momentos que atesoro profundamente: cada grupo trae consigo nuevas experiencias, preguntas, energía y sonrisas que enriquecen mi día a día.
Cada usuario me deja una enseñanza y me regala un instante que disfruto. Gracias a este trabajo, me he convertido en una bibliotecaria comprometida y apasionada por lo que hago.
Sé que hoy en día la tecnología ha transformado muchas formas de aprender y comunicarse, y quizá algunos piensen que las bibliotecas han quedado en el pasado. Sin embargo, nosotras seguimos adaptándonos, capacitándonos y actualizándonos para que nuestros usuarios sientan que este sigue siendo un espacio vivo, vigente, donde el aprendizaje está al alcance de un libro… o de un clic.
Me encanta contar historias de grandes autores, porque sé que dejo una semilla en la mente de cada niña y niño, una chispa para que su imaginación crezca libremente”.