El hallazgo de los cuerpos sin vida de tres niñas en la carretera 36 Norte, en la comisaría Miguel Alemán de Hermosillo, Sonora, estremeció a la comunidad y expuso una vez más la vulnerabilidad de las infancias frente a la violencia criminal. Las menores, dos gemelas de 11 años y su hermana de 9, fueron encontradas abrazadas, con impactos de bala y signos visibles de violencia, según confirmó el colectivo Buscadoras por la Paz, responsable del descubrimiento tras recibir una denuncia anónima.
Un día antes del hallazgo, el 4 de julio, la Fiscalía General de Justicia del Estado de Sonora (FGJE) había reportado el hallazgo del cuerpo de una mujer en la misma carretera, a la altura del entronque Hermosillo-Bahía de Kino. Posteriormente, se confirmó que se trataba de la madre de las tres niñas, una joven de 28 años. Los cuerpos de las menores fueron identificados oficialmente por sus familiares ante el Ministerio Público.
De acuerdo con la información difundida por la FGJE y por los colectivos civiles involucrados, los cuerpos se encontraban en un terreno despoblado, debajo de un árbol y en avanzado estado de descomposición. La imagen de las niñas abrazadas entre sí fue interpretada como un intento desesperado de protegerse mutuamente antes de ser asesinadas.
El caso movilizó de inmediato a las autoridades estatales. La Fiscalía señaló que la investigación está siendo coordinada por la Dirección General de Homicidios y ha sido clasificada como prioritaria por el Gabinete de Seguridad del Estado. Además del análisis forense y de campo, se ha brindado acompañamiento psicológico a los familiares a través del Centro de Atención a Víctimas de Delito (CAVID) y la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas.
El domingo 6 de julio, la Fiscalía informó sobre la detención del presunto responsable del asesinato de las niñas y su madre. Se trata de la pareja sentimental de la madre, quien presuntamente también se dedicaba a la distribución de drogas y estaría vinculado a una organización criminal con operaciones en Hermosillo. La FGJE confirmó que el detenido fue plenamente relacionado con los hechos a partir de las pruebas recabadas en la escena del crimen y mediante trabajo de inteligencia.
La captura representa un avance en el proceso judicial, aunque no disipa las preocupaciones sociales sobre la magnitud del crimen. El colectivo Buscadoras por la Paz, encabezado por Cecilia Delgado, expresó que en todos sus años de búsqueda no habían presenciado una escena tan brutal. “Tres niñas, hermanas, ejecutadas. ¿Qué pudieron haber hecho?”, cuestionó la fundadora en un video difundido por redes sociales.
El caso reactivó los reclamos de múltiples organizaciones civiles que han exigido reforzar las acciones contra la violencia feminicida y, en especial, contra los crímenes que afectan a niñas, niños y adolescentes. Las condiciones en las que fue encontrado este núcleo familiar reflejan no solo un acto de brutalidad, sino la descomposición de un entorno social donde el crimen organizado, la violencia de género y la omisión institucional convergen.
Aunque las autoridades han prometido continuar con las diligencias para esclarecer completamente los hechos, este crimen evidencia los vacíos de protección que persisten en las zonas periféricas y rurales de Sonora. La justicia procesal en este caso será necesaria, pero no suficiente, para enfrentar una violencia estructural que sigue arrebatando vidas a plena luz del día.